Cómo reparar y mejorar un colegio: el CEIP de Berlanga (Badajoz)
Un poco de historia. En 1741 un español, Jacobo Rodríguez Pereira, abre en Burdeos su primera escuela dedicada a los sordomudos. En una época donde el analfabetismo era frecuente, y donde los discapacitados no contaban con mucho futuro, que un profesor decidiese dedicar su vida a la enseñanza de este colectivo daba muestra de su enorme calidad humana. A esa escuela le siguieron otras por toda Francia, le valió su ingreso en la Academia de las Ciencias de París y le granjeó la amistad y el aprecio del mismísimo Luis XVI. Actualmente se le considera el precursor de la enseñanza de sordomudos, y su nombre aparece asociado en enciclopedias científicas de todo el mundo.
Jacobo Rodríguez Pereira era natural de Berlanga, y sólo las injusticias de la época le llevaron a alejarse de su pueblo. Hoy sus paisanos le homenajean de la mejor manera posible, y tal y como a él le habría gustado: poniéndole su nombre al Colegio de Educación Infantil y Primaria de la localidad.
Ya habíamos trabajado en este municipio del sur de la provincia de Badajoz, en el proyecto de la EDAR y en el de la mejora del camino a Granja de Torrehermosa. En esta ocasión acudimos de la mano de la Consejería de Educación de la Junta de Extremadura para solventar diversos problemas en el colegio.
El complejo educativo se haya ubicado a las afueras de la población, en la zona noroeste de la misma. Ocupa una parcela de 17.705 m2 de solar, y cuenta en el interior del recinto con varias construcciones: edificio principal de educación de primaria, edificio de educación infantil, pabellón multiusos, casa del guarda y edificaciones para almacenamiento.
En el proyecto que presentamos a continuación se han recogido las actuaciones que se llevaron a cabo en dos edificaciones del interior del recinto. Por un lado, tenemos el edificio de educación de primaria, donde hemos tenido dos zonas de actuación, y por otro, el edificio de educación infantil, donde se ha llevado a cabo una única actuación.
REFORMA DE LA CUBIERTA EN EL EDIFICIO DE EDUCACIÓN PRIMARIA
En este edificio se proyectaron hacer dos actuaciones, siendo la actuación I la reforma de la cubierta, allá donde estaba más dañada. Se habían detectado humedades en el techo de la planta segunda del edificio, y de manera puntual en algunas zonas del tejado.
Durante las visitas se inspeccionó la totalidad de la cubierta, y tras analizarla se llegó a la conclusión de que los daños que afectaban a la cubierta eran producidos por las aves que habitan la zona. La cubierta de este edificio es muy singular en cuanto a su constitución y diseño, ya que es una cubierta inclinada a un agua, y en el mismo sentido en todo el edificio, interponiendo canalones ocultos en los bordes de los aleros. Es en este elemento donde se originaba el problema principal del edificio: el canalón estaba atascado y el agua se rebosaba tanto para el exterior como para el interior de la cubierta, por el tablero de la misma. Dicho canalón contaba con una sección mínima de 15×15 cm de medidas totales, y estaba conectado a unos bajantes realizados in situ en las aletas de hormigón que conforman la fachada principal del edificio.
Fotografía con el detalle del bajante de las aguas in situ con el canalón. Se puede observar la cantidad de suciedad acumulada en el interior del mismo.
Otro motivo más de las humedades eran las claraboyas instaladas en la cubierta del edificio, las cuales estaban mal asentadas y rematadas con respecto al paño de la cubierta, lo que derivaba en filtraciones al interior del techo de la segunda planta. La cubierta principal, del tipo inclinada a un agua, estaba formada sobre tabiques palomeros de fábrica de ladrillo y el tablero estaba formado por rasillones con estructura metálica auxiliar donde se anclaban los paneles de la cubrición. Dichos paneles eran de placas onduladas, muy antiguas, con secciones de paños fisurados y en mal estado.
Por todo ello, se procedió a la demolición de la cubierta, de aproximadamente 600 m2 de superficie, en la zona afectada. Tras instalar las medidas de seguridad pertinente, se llevó a cabo el desmontaje de los remates perimetrales de la zona afectada, así como la retirada de las claraboyas. A continuación, se llevó cabo por personal especializado la retirada de los paneles.
Una vez limpia la zona, se demolió tanto el canalón como los cerramientos de las claraboyas y los tabiques palomeros que formaban el tablero de la cubierta.
Realizados los trabajos de demolición, se ejecutaron las actuaciones necesarias para la nueva cubierta. Estas actuaciones han consistido en una nueva hoja de trasdosado en todo el perímetro de los hastiales con fábrica de la ladrillo hueco doble, así como un nuevo cerramiento para los huecos donde van colocadas las nuevas claraboyas.
El tablero de la cubierta tiene ahora el mismo porcentaje de pendiente que la cubierta actual, a fin de no modificar la estética de la misma en lo relativo a las alturas. Se han colocado fábricas de ladrillo hueco doble, con rasillón cerámico, estructura auxiliar para el anclaje de las placas impermeabilizantes, y finalmente las tejas cerámicas mixtas rojas. También se han colocado tejas de ventilación, 3 unidades cada 10 m2, al tresbolillo.
En cuanto a las claraboyas, se han sustituido por otras de similares medidas, de sistema fijo anclada a estructura de fábrica, con sistema bivalvo y cúpula de metacrilato. Y con respecto al canalón, se ha instalado uno nuevo que se conecta a unas bajantes de aluminio lacado en color, con vertido a unas arquetas a pie de bajante, las cuales se conectan entre sí por medio de un colector enterrado de PVC reforzado.
En la imagen superior, se puede apreciar las antiguas claraboyas, así como una especie de goterón in situ instalado para facilitar la evacuación del agua que se acumula en el canalón.
Finalmente se han repintado los techos afectados por las humedades, previa preparación de la superficie de la misma, con limpieza y lijado de la misma, para posteriormente aplicar pintura en dos manos, del tipo plástica lisa blanca.
INSTALACIÓN DE LAMAS PARA EL SOL
También en el edificio de educación primera ocurría un hecho peculiar. En este caso, el problema que se presentaba por las mañanas era que en la fachada lateral, que tiene una orientación noreste, la luz del sol incidía directamente en el interior de las aulas y producía deslumbramientos. Para evitarlo, la costumbre de los profesores era bajar las persianas y encender la luz, con el consiguiente gasto innecesario.
Situación anterior de la fachada del edificio. Vemos como el sol incidía directamente en las ventanas.
Para evitarlo, había que buscar un sistema que permitiese la entrada de luz natural suficiente para impartir las clases sin tener que encender las luces, pero que evitarle la luz directa y los deslumbramientos entre los alumnos y los profesores.
Para ello, se ha colocado un sistema de lamas orientables, de eje horizontal, en los huecos de es fachada, en la planta baja. Las lamas están ancladas a un marco en posición fija sobre el hueco, empotrado en las mochetas de los huecos. Al mismo tiempo, se consigue integrar el sistema en la fachada del edificio, pudiendo acceder a él desde el interior de las aulas.
El marco es aluminio de 50x50mm, y las lamas de aluminio extrusionado de 145 mm de altura, en el color escogido por la dirección del centro.
MEJORA DEL EDIFICIO DE EDUCACIÓN INFANTIL
Los más jóvenes del colegio también tenían algún problema en su edificio, ubicado en otro lugar de la parcela. Por un lado, las ventanas se encontraban dañadas por la presencia de las aves de la zona, lo que impedía que se pudiesen abrir para ventilar las estancias de todo el edificio.
Para evitarlo, se ha tapado los huecos de las ventanas con malla tipo pajarera de 50×50 mm de acero galvanizado, sujetas por marcos de aluminio fijos a las mochetas de los huecos. Así, se permite que se puedan abrir las ventas sin peligro de dañar a las aves.
Por otro lado, aprovechando la actuación en este edificio, se procedió a revisar y limpiar el tejado, sustituyendo las tejas en mal estado por otras nuevas. También se han reparado humedades en el techo de la planta alta, sustituyendo el revestimiento y pintando adecuadamente toda la zona afectada.
En definitiva, actuaciones muy diversas pero todas ellas muy importantes, pues al fin y al cabo, el colegio es la segunda casa de nuestros hijos, y de las condiciones de las instalaciones depende su educación y, por tanto, su futuro. Seguro que Jacobo Rodríguez Pereira habría estado muy satisfecho.