Aeropuerto de Badajoz (1): Pasado, presente y futuro.
Miles de veces hemos hablado en este blog sobre la importancia que tienen las vías de comunicación y transporte para el desarrollo sostenible de cualquier región, social y económicamente. Y para una comunidad tan extensa y dispersa como Extremadura, su red de carreteras cobra una importancia vital para todos los extremeños.
Sin embargo, nunca nos hemos referido a otro elemento imprescindible en nuestra región en esa bonita tarea que tenemos los ingenieros de caminos: acercar a las personas que están lejos. Y ese elemento no es otro que el Aeropuerto de Badajoz, una infraestructura que a pesar de su modestia (es uno de los más pequeños del país), guarda algunas peculiaridades que merecen repaso.
Lo primero que llama la atención del aeropuerto es que comparte pista y torre de control con la base aérea de Talavera la Real, del ejército del aire; ambas, base y terminal civil, están tan sólo separadas por la pista. Este hecho se debe a que el aeropuerto recogió en los años 50 la herencia del antiguo aeródromo militar de Bardocas, que tuvo que trasladarse por la falta de espacio en su ubicación original, hasta la actual, cercana a la localidad de Talavera la Real a 14 km de la capital pacense. Estamos por tanto ante un aeropuerto funcional y sostenible, entre otras cosas porque comparte buena parte de sus gastos de mantenimiento con la base militar.
Otra característica que hay que reseñar del Aeropuerto de Badajoz es que se trata de un aeródromo tradicional de AENA. A menudo se ha incluido Badajoz en el saco de los conocidos como “aeropuertos fantasmas”, promovidos en la última década por distintas CC. AA. en pleno boom de la construcción (Huesca, Ciudad Real, Castellón…), pero lo cierto es que Badajoz cuenta con más de 60 años de historia desde su primer vuelo comercial, y salvo en breves periodos ha contado con vuelos regulares a varios destinos nacionales.
Independientemente del debate sobre la rentabilidad de los aeropuertos (en España sólo 7 son rentables económicamente, y entre ellos no está Barajas ni El Prat), Badajoz se plantea como un jugador importante dentro del desarrollo económico de la región; con el AVE que ni se le ve ni se le espera y con el aeropuerto más cercano en Lisboa (a más de 2 horas), el aeródromo pacense puede ser clave a la hora de atraer a turistas e inversores.
Actualmente en Badajoz opera la compañía española Air Europa, con dos vuelos diarios a Madrid y Barcelona, aunque son también tradicionales los vuelos a Mallorca y Canarias en temporada estival, todos ellos con turbohélices de pequeña capacidad. También, gracias a la reapertura de la aduana, volverán los Boeing 737 de Air Algerie cargados de niños saharauis que vienen cada año gracias a los programas de acogida.
Y aunque Air Europa no parece estar tomándose muy en serio su estancia en Badajoz (cumpliendo escrupulosamente su contrato, eso sí), se han producido algunas iniciativas que apuntan a superar las cifras de viajeros de otros años: la citada reapertura de la aduana, los autobuses desde Cáceres y Mérida, o la formación del Comité de Coordinación Aeroportuaria de Extremadura.
En definitiva, un aeropuerto que puede convertirse en una herramienta de gran importancia para el desarrollo sostenible de nuestra región, por lo que es responsabilidad de todos los extremeños ayudar en la medida de las posibilidades de cada uno a que Badajoz se consolide como un aeropuerto útil, práctico y funcional.
Ver: «Aeropuerto de Badajoz (2): Instalaciones e infraestructuras»
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